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Cada curso por estas fechas, el enorme corazón del Colegio Caude sufre un poquito al dejar un pequeño rincón vacío. Por estas fechas, los chicos y chicas que terminan Bachillerato y pronto iniciarán nuevos caminos, nuevas aventuras, nuevas historias, en su graduación, entregan el testigo a los pequeños que empiezan este año.

Este año nos deja un grupo especial para nosotros, que llegó de la mano temblorosa de sus padres con 5 años y que ha formado parte del Colegio hasta ahora. La emoción nos inunda en momentos así: todas esas clases juntos, los buenos y los malos ratos, las risas, los nervios…es que los hemos visto crecer y convertirse en los que son. Nada más. Y nada menos.

Cada uno de ellos tiene su propia historia, su propia vivencia, su camino recorrido y por recorrer, oportunidades por descubrir. Ésta es la de Arturo Román Royo, que ha querido compartir con nosotros y gastar un poco de su valioso tiempo, ahora, que debe prepararse para una de las pruebas más decisivas e importantes de su vida:

 Siempre me ha fascinado la psicología y el funcionamiento del cerebro humano, cómo es capaz de guardar momentos específicos y mantenerlos de por vida. Es increíble cómo hoy  a mis 18 años, todavía recuerdo mi primer día de clase en este Colegio hace ya trece años, el mismo día que se inauguraba. Recuerdo entrar a una clase que me parecía inmensa, con unos pocos niños que habían llegado antes, y una profesora, Pilar, quien hoy en día es la directora del centro y cuyo nombre se ajusta a la perfección al significado de su presencia imprescindible en el crecimiento académico y personal, para mí y mis compañeros.

A medida que iba creciendo y pasando los cursos,  iba ampliando mis conocimientos, y mi visión sobre la vida cambiaba de manera constante. Los profesores en primaria me acogieron a mí y a mis compañeros como a sus propios hijos. Cada excursión hecha, cada taller, cada evento nos unía a profesorado y alumnado más. Los profesores siempre nos preguntaban que queríamos ser de mayores, y normalmente contestábamos cosas como “futbolista, cantante, actor, presidente…” con ojos llenos de ilusión. Jamás recibimos una respuesta en contra de nuestros sueños, todo lo contrario, cada profesor nos daba más ánimos para conseguir ser lo que soñábamos aunque ellos supieran que tal vez no llegáramos a serlo.

En el paso a la Secundaria toda la visión que tenía sobre lo que era el Colegio cambió. Las clases se volvían más duras y menos llevaderas, puesto que había que empezar a estudiar más, o en mi caso, simplemente a empezar a estudiar. Los sueños de ser futbolista, cantante, actor, presidente y un largo etcétera no se desvanecían,  pero ahora se veían de manera más realista para mí y todos mis compañeros.

Pero lo bueno llegó en Bachillerato, en donde estudiar dos horas al día era poco. Un día, al final, hablando con Orientación, volvió la pregunta que llevaba años sin hacerme: “¿Qué quieres hacer en el futuro?”. Por aquel entonces, yo ya tenía claro que algunas de las profesiones de mis sueños iban a ser más o menos imposibles para mí, y me quedé callado. Pero tras una pausa de tan solo cinco segundos que se hicieron eternos, respondí: “Quiero tener voz y que se me escuche”. Cómo lo iba a lograr era ya otra cosa.

El último año en el Colegio ha sido duro, con muchas, pero muchas emociones, lleno de altibajos, pero siempre con el apoyo de mis compañeros, amigos y el Colegio. Conseguí  una atmósfera de confortabilidad en donde me sentía seguro. Llegó la graduación y no podía creer que lo había logrado, había logrado terminar Bachillerato. Llegó el momento de agradecer a los profesores por su esfuerzo, paciencia y dedicación hacia nosotros durante todos estos años. Cuando era pequeño no podía esperar a terminar el colegio, sin embargo ahora me gustaría poder parar el tiempo en las distintas etapas de este camino y de alguna manera disfrutar todo un poco más.

Poco podemos decir, a veces las palabras no son suficientes. Solo que gracias por todos estos años juntos, a vosotros y a vuestras familias, por la confianza y por habernos dejado participar en esta increíble aventura.

Y recordad siempre, tened muy presente uno de los mensajes de Pilar Barroso en vuestra Graduación: “debéis saber que los sueños se cumplen, y se cumplen aunque nunca hayan sido un sueño”, como es nuestro caso ahora.

Suerte para lo poco que queda, sabemos que daréis el 100% de vosotros. Que la Honestidad, el Esfuerzo y el Respeto sigan siendo vuestro estandarte en la vida.

Os esperamos siempre. Volved y contadnos.