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El Colegio Caude, como institución educativa de referencia en el Municipio de Majadahonda, apuesta por la formación continua de su profesorado. Como parte imprescindible de la misma es necesario profundizar en “el motor sin el cual no es posible el aprendizaje: la emoción”.

El 16 de enero hemos tenido el privilegio de contar con Mar Romera en el Colegio Caude, ¿quién mejor que ella? El profesorado de todas las etapas (Educación Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato) ha disfrutado de una tarde de formación con “la seño”, como la llaman en Granada.

Mar Romera es maestra, doctora en pedagogía y en psicopedagogía, además de especialista en Inteligencia emocional. Es, también, Presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci (APFRATO), en la cual cuenta con la inestimable colaboración de su Consejo de Infancia. Ha trabajado en todas las etapas del sistema educativo, desde educación infantil, primaria, educación especial, secundaria, formación profesional y la universidad, autora y coordinadora del modelo pedagógico “Educar con tres Cs: capacidades (porque puedes) competencias (porque haces) y corazón (porque quieres)” y colaboradora en formación permanente del profesorado en las diferentes comunidades autónomas de nuestro país en colaboración con las diferentes Consejerías de educación.

Resumir en unas cuantas líneas la intervención de Mar sería realmente difícil, pero nos quedamos con la importancia de unir los contextos familia y escuela creando “Redes” en las que sentirnos apoyados. El profesor debe educar en la Curiosidad, Admiración, Seguridad y Alegría, que no es por casualidad que coincida con las iniciales de CASA, en la que el niño debe aprender estos cuatro conceptos. Nos quedamos también con la necesidad de recordar como ley fundamental “Los derechos del Niño” que también significan “Deberes del Niño”, que debemos seguir enseñando desde “los ojos del niño” porque ellos siempre son capaces de “ver” desde otra perspectiva, que hay que educar desde los 7 sentidos (a los cinco tradicionales unimos el sentido común y el sentido del humor), que el trabajo del docente debe ser “provocar la pregunta” y no inducir a la respuesta, que el error es una oportunidad para el aprendizaje y, por último, recordar que: “La imaginación y la emoción siempre le ganan a la razón”.

La verdad es que el profesorado de todas las etapas (Educación Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato) que asistimos a la ponencia salimos aún más enamorados de nuestra profesión. Gracias “seño” (como llaman a Mar en Granada) por recordarnos que un profesor toma la mano, abre la mente y toca el corazón.